Camino de la cruz (Kreuzweg), de
Dietrich Brüggemann
La película de Dietrich Brüggemann, que se alzó con
el premio a mejor guión en el 64 Berlinale resulta una experiencia increíble: hay
sátira, hay dolor, hay asombro.
El
título de la película nace como referencia al vía crucis que hizo Jesús antes
de su muerte. La película está divida en capítulos y cada uno resulta más severo que el
anterior.
El
filme se apodera de una temática “católica”: María, nuestra protagonista, está a
punto de hacer la confirmación. Vive bajo un techo de católicos extremistas y
su vida transcurre entre oraciones y evitar todo lo su iglesia dictamina
satánico.
María
decide entonces sacrificar su vida para que su hermano enfermo se cure y pueda
por fin hablar.
Lo
asombroso del filme es el trabajo de fusión que plantea entre una historia
perturbadora y acojonante con las decisiones técnicas del director. Todo el
tiempo, como espectadores, parecemos sometidos a un duelo parecido al de María
(interpretada magistralmente por Lea Van Acken): la cámara está restringida a moverse (a
lo largo de la película solo presenciamos unos tres movimientos que dan un
increíble peso dramático y simbólico a la historia), lo vemos todo desde un
mismo ángulo, las acciones están milimétricamente calculadas y, como
espectadores, estamos siempre a merced de un director que también nos lleva por
un camino a la cruz.
Los
tres últimos episodios resultan magistrales. El filme goza de una magia
increíble. Es profundamente poderoso ( y alejemos este cometario de toda
posición religiosa) y, aunque triste, resulta liberador e intrigante.
"Most good movies are about the style, tone and vision of their makers. A director will strike a chord in your imagination, and you will be compelled to see out the other works. Director become like friends."
eso es'???
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