Saber Cine

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domingo, 30 de agosto de 2015

Boyhood,  de Richard Linklater

"El momento nos atrapa. Como si siempre fuera ahora mismo"


El cine tiene una ventaja frente a todas las demás artes. El cine es tiempo, se configura con (y gracias) a él mismo y son indivisibles. Hacer una obra cinematográfica se trata, como decía el gran cineasta ruso, Andrei Tarkovsky, de "esculpir en el tiempo".  

Entonces, gran parte de la filmografía de Richard Linklater se trata de una exploración en el tiempo. Es él tratando de descifrarlo. Sus obras ("Slacker", "Dazed And Confused", "Before Sunrise", "Before Sunset" y "Before Midnight") son radiografías del impacto que tiene el tiempo en nosotros y la manera en cómo lo entendemos.

Su búsqueda como artista está encaminada en el somos, seremos y el deseamos ser.

Booyhood (su obra ya cumbre) es una materialización fantástica de todos esos hechos y pensamientos. El filme indaga por el tiempo y no solo por la peculiar manera en que se hizo esta película (Se rodó durante doce años, el director se veía por algunas semanas, cada año ,con su crew y actores y rodaban secuencia por secuencia. Los cambios físicos que vemos en la película obedecen al "tiempo real") sino porque asistimos a un montón de eventos donde Linklater logra poner sus ideales respondiendo a la pregunta qué es el tiempo, y a su vez logra motivar al público para que se pregunte lo mismo.





Aunque Linklater no ha sido el único interesado en el tiempo, (a priori, se podría pensar que cualquier cineasta lo está) y su manera de moldearnos en el transcurso de lo que llamamos "vivir"( está el gran ejemplo de la trilogía de Antoine Doinel, de François Truffaut y La infancia desnuda, de Maurice Pialat, por solo nombrar algunos), Boyhood resulta memorable y a su vez reveladora porque indaga por el entendimiento de la vida tal como es.
Destaco una escena llena de un sentimiento que resulta indescriptible: Cuando la familia decide mudarse por primera vez y Mason debe pintar sobre las líneas que hacía su madre para medirles la estatura. Eso es bellísimo. Eso es la vida misma.

Boyhood está llena de guiños a la (famosa) pop culture (está Harry Potter, Star Wars, el soundtrack, el momento político de las diferentes secuencias) que permite al espectador identificarse con los personajes, porque Linklater lo que dice es que fuimos, somos y seremos Mason.


Ver crecer a todos los personajes, verlos avanzar hacia la turbulencia de la vida no tiene comparación alguna. El director logra una obra maestra colmada de momentos magistrales que superan las pantalla, que superan la concepción misma del tiempo.

Un final que prétende resumir las ideas de todo el filme sobre el tiempo y sobre la vida misma que logra compenetrar con el público y dejarlo boquiabierto.

Boyhood no morirá nunca. Desde ya es Historia.

¡Qué gran película!



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