Saber Cine

Saber Cine

lunes, 3 de agosto de 2015

La felicidad, tan lejos, no se encuentra   

Visa U.S.A, de Lisandro Duque


Esta película se convierte en prueba fiel de toda esa experiencia que ganó su director (y su equipo) en la fugaz época del “sobreprecio”. Vislumbramos un estilo estructurado, no muy barroco sino decantado brillantemente.

La película se mueve entre el drama y la comedia; resulta muy difícil no soltar la carcajada cuando Adolfo, nuestro protagonista, decide estrenarse la chaqueta que ha mandado su hermano desde el norte a pesar del calor, o qué decir de la imaginación del protagonista cuando su amor se ve amenazado por Pedro Guillermo.

Adolfo es hijo de un pequeño avicultor, él odia las gallinas y por eso da algunas clases de inglés particulares (idioma que domina gracias a  un set de cd’s que su hermano le mandó desde Nueva York), sueña con irse para los Estados Unidos y convertirse en un gran locutor. Nadie, ni sus padres, pueden sacarle la idea de irse para la “U.S.A”. Su hermano ya vive allá, o sea que lo único que está esperando es que él mande la plata.

Lisandro Duque trae un guión muy bien elaborado-que es lo que sin duda define la película y le da un poder narrativo de alta calidad-.
El encanto de esta película es que cualquiera se puede identificar con el protagonista, con Adolfo, y por qué no, con su amigo “Moncho” o ¿quién no ha sufrido con las, al parecer inacabables, vueltas de la visa? ¿quién no ha sufrido y hecho cualquier cosa por el amor?

La factura de la película sorprendió para la época pues fue hecha de manera muy prolija, con mucho cuidado en el sonido y en la estética. La fotografía de la película ha sido premiada en algunos festivales. Lisandro Duque se aprovechó muy bien de su director de fotografía, Raúl Pérez Ureta, que también ya tenía muy buen bagaje. Juntos crean una atmosfera que, como decía antes, es imposible no verse atrapado por ella. Hay muchos juegos con la luz: Los más inteligentes los vemos en la escena de los billares, donde el amor de Adolfo por Patricia se consolida aún más.
La película, llena de escenas memorables (cómo olvidar el baile de los enamorados bajo la lluvia o el muñeco de arroz que se ve destruido ante la inmensa necesidad), triunfa en cada plano que transcurre. Un deleite completo.

Duque ha hecho de Visa U.S.A una gran obra. Un retrato irónico y realista y también, por qué no, esperanzador. ¡Una delicia! Sin duda es una de las grandes películas del Cine Colombiano.




No hay comentarios:

Publicar un comentario