Saber Cine

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lunes, 17 de agosto de 2015

Frances Ha, de Noah Baumbach



Baumbach hoy parece ser más genio que nunca.  Frances Ha llega como una película fresca, un filme que nos (re)encuentra, que nos lleva a lugares (algunos físicos y otros, los más memorables, emocionales).

¿Qué significa ser joven? ¿Hay una edad para dejar de ser joven? ¿Hay que dejar de ser joven? se pregunta el director y con estas preguntas impulsa su relato.




Frances, una joven que ha terminado sus estudios superiores; que vive en Nueva York; que sueña con el baile y que da clases a niños para pagar el arriendo que comparte con su mejor amiga, está llegando a sus treinta y la vida que parecía tener bajo control se empieza a derrumbar.  No tiene otro remedio que tratar encontrar sus restos en la caótica jungla neoyorkina y hallar el respiro que anda buscando.
Pierde a su novio, pierde a su mejor amiga, su trabajo anda mal y todos a su alrededor parece que, aunque la quieren, la desean lejos. ¿Se ha convertido en un imán de caos y desorden?

La película hace de una manera brillante, que incluye moverse entre el drama y los momentos cómicos (¿nos reímos de Frances o nos reímos con ella?), una radiografía sobre este punto crucial de la vida, típico de la juventud: estar perdido mientras nos obligan a cargar el mundo en nuestro hombros.

La protagonista está en una lucha constante (consciente e inconsciente) por querer volver a encontrar eso que la hacía sentir viva. La vemos pelear por llegar a su objetivo, pero por mas que lo intenta, el mundo siempre parece decirle que no, que no siga porque va para ningún lado.

El ritmo que posee el filme es fabuloso, parece cronometrado y conjugado al estado de ánimo de su protagonista. La película deja sentir los frenesís, las caídas, la innumerables dudas y los momentos de tedio de Frances.  Mientras se ve se sienten un montón de guiños a una época memorable y valiosa del cine que buscaba en las entrañas de los personajes ese deseo de vivir, de encontrarse, de ser. Personajes que conviven con su medio, son ellos contra ellos mismos y contra el lugar en donde están. Hablo de la nueva ola francesa (sobretodo a estilos como los de Truffaut, Malle o Pialat) y a eso parece obedecer la decisión de que el filme sea en blanco y negro. Esa hermosa fotografía nos lleva a una comodidad, a una placidez y tranquilidad, mientras que lo que vemos choca contra esa sensación.

El estilo del director fluye a la perfección con la increíble actuación de su espontánea protagonista (Greta Gerwig) y con las decisiones de Baumbach nos vamos también en esa travesía de, como Frances, buscar el respiro, buscar la libertad.

Frances Ha es una película que de manera honesta (gracias a su magnífico guión) apela a la emocionalidad, a querer decirnos (o recordarnos) algo. Un platillo de cine delicioso que nos recuerda que dejar de ser joven es aun más difícil que seguir siéndolo.


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